jueves, 26 de junio de 2008

¿Quién está en primera?

Por Edgardo Litvinoff (la voz del interior)



-Disculpe, ¿aqui es la oficina de debates sobre conflictos internos?
-Podría ser.
-¿ Es o no es?
- ¿Que quiere debatir?
- Depende.
-¿Depende de qué?
-De que me conteste unted.
-Eso depende de lo que quiera discutir.
-Si leyó los diasrios, creo que sabe muy bien cuál es el tema.
-No estoy tan segura.
-¿De qué?
--De que solo venga para discutir.
-¿Y para qué vendría?
-Para ver de qué queremos discutir nosotros.
-Eso depende.
-¿De qué?
-De lo que nosotros decidamos que queremos discutir.
-¿Y cómo vamos a saberlo?
-¿Quién dijo que van a enterarse?
-¿Y quién les dijo a ustedes que nosotros queremos saberlo?
-¿Cómo? ¿No querían debatir?
-No, ustedes eran los que querían.
-¿Y por qué querríamos?
-¿Y por qué no?
-No sé, ustedes sabrán.
-¿Ustedes ya saben?
-¿Qué es lo que quieren saber saber exactamente?
-No sé, ustedes querían debatir.
-¿Y ustedes no?
-Depende.
-¿De qué depende?
-De lo que ustedes pongan sobre la mesa.
¿Y qué deberiamos poner?
-¿Cómo? ¿No están seguros?
-Nosotros si, ¿ustedes?
-Nosotros si pero quizás no es lo que ustedes se imaginan.
-Es que ustedes no saben de qué queremos discutir nosotros.
-Lo imaginamos.
-¿Qué se imaginan?
-No seríamos tan tontos de decirlo.
-Entonces no lo digan.
-¿Entonces no quieren debatir?
-Depende.
-¿De qué?
-Estamos seguro de lo que pensamos e imaginamos de que quieren debartir ustedes. pero si las dos cosas no se corresponden, nosotros no podemos adelantar opiniones de una discusión que podría ir por otros carriles.
-O sea que estan pensando que lo que ustedes se imaginan que queremos discutir no es lo mismo que nosotros pensamos discutir, y que por ende la discusión será estéril.
-¿Quién dijo que será estéril?
-Usted.
-No. Usted lo acaba de decir.
-Pero usted lo dijo antes.
-¿Antes de qué?
-Después de decir que estan seguros de que lo que ustedes piensan que deberíamos discutir no es lo mismo que nosotros querríamos discutir y que, pór lo tanto, la discusión va por otros carriles.
-¿Qué carriles?
-Ah, no sé. Dígamelo usted.
-¿Cómo se lo vamos a decir, si no sabemos cuál es la discusión?
-¿A ustedes qué les gustaría discutir?
-¿Usted presupone que queremos?
-Pero ustedes nos llamarón.
-Porque ustedes querían.
-Tiene razón, paremos un poco. Le pido perdón.
-No. La que tiene que pedir perdón soy yo.
-No sé si corresponde.
-¿Por qué no?
-Porque primero habría que solucionar el conflicto.
-¿Qué conflicto?
-El que queremos discutir.
-Pero se han cometido muchos errores.
-¿Cómo está tan segura que fuimos nosotros?
-Yo no dije que fueran ustedes.
-Lo insinúa.
-Percibo que creen que no queremos dialogar.
-¿Y por qué habría de hacerlo?
-Yo no dije que habría de hacerlo.
-Entonces, ¿Por qué quiere hablar de los errores cometidos?
-Yo no dije eso.
-¿Y entonces que quiere?
-Que me digan para que vinierón.
-Nos invitarón a debatir.
-¿Sobre qué?
-Sobre el conflicto que nos perjudica.
-¿Por qué creen que son los perjudicados?
-¿Para qué quiere saberlo?
-Para saber si podemos discutir.
-¿Acaso temen no poder hacerlo?
-¿Ustedes no quieren?
-No sé. Dígamelo usted.
-Depende.
-¿Depende de qué?
-De la hora que se haga.
-Tiene razón. Ya es un poco tarde.
-Es verdad.
-Ok. Adiós.
-Buenas tardes,¿Mañana retomamos el debate?
-Seguro. El pueblo lo exige.
-La democracia lo requiere.
-Lo pide la república.
-Lo solicitan las instituciones.
-Lo demanda la constitución.




Se nos cagan de risa.

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